sábado, 10 de octubre de 2009

Sobre portafolio(s) anda el juego...



Dado que acabo de terminar la escritura del portafolio del máster en Formación de Profesores de Español como Lengua Extranjera y que, además, los erasmus del curso de tercero de ibéricas que imparto deberán realizar uno, no está de más proponer ciertas reflexiones sobre esta herramienta de aprendizaje.

Uno de los mayores errores quye uno puede cometer ante la realización de un trabajo como este es calificarlo como 'actividad'. Me explico: un porafolio es algo personal, propio pero sin llegar a la intimidad: es un trabajo de reflexión sobre las propias actitudes, creencias y actuaciones en la realización de una actividad determinada, con el objetivo de reflexionar y mejorar la actuación en el aula y, por lo tanto, favorecer el proceso de aprendizaje-enseñanza (Rodríguez 2006:3). Sí, claro, que es una actividad, pero nunca la podemos entender como algo que alguien nos evalúe, como pueden ser las actividades convencionales que se realizan en cualquier curso, sino que es propia personal, que nos ayudará a mejorar en nuestras tareas diarias.

En la presentación que tenemos al inicio de la entrada se nos ofrece una definición de portafolio muy adecuada: "Es la historia documental estructurada de un conjunto (cuidadosamente seleccionado) de desempeños que adoptan la forma de muestras del trabajo de un docente que solo alcanzan la realización plena en la escritura reflexiva, la deliberación y la conversación". Pese s quue en esta definición únicamente se cita al docente, cabe pensar que también es válida si incluimos a los alumnos en formación. Estos tendrán la oportunidad de reflexionar sobre su experiencia de aprendizaje y relfexionar, de manera holística, sobre este proceso. Por otra parte, el docente se incroducirá en el aula de manera que presente una actitud reflexiva.

Nos situamos en el plano de la investigación en acción: se parte de una reflexión sobre un área problemática, para pasar a la planificación y ejecución de acciones alternativas para llevar a cabo la solución se este problema. Por último se evaluarán los resultados que nos lleve a una nueva reflexión.

El caso del portafolio de los alumnos es algo diferente. El objetivo primordial ha de ser la capacidad para asumir el propio aprendizaje y poder reflexionar sobre el mismo para mejorarlo. La diferencia fundamental con la perspectiva del portafolio del profesor se sitúa, pues, en los objetivos que cada uno de marca: mejorar su propia actividad como docente o como estudiante.

Con todo y con ello, el portafolio debe tener una serie de cápítulos claramente diferenciados:

- Punto de partida: Nos preguntamos acerca de nosotros: nuestras creencias, nuestra formación anterior, nuestra experiencia...

-Objetivos de formación: Nos planteamos qué objetivos y expectativas tenemos.

- Muestras: actividades, textos, documentos, etc. que hayan aportado algo en el proceso marcado.

-Reflexión sobre cada una de las muestras: ¿por qué se han seleccionado? ¿qué demuestran en función de los objetivos que nos habíamos planteado?

-Reflexión global del portafolio: evaluaremos, de manera general, el desarrollo.

- Plan de acción a corto y largo plazo: Desarrollaremos una evaluación que permita el inicio de reflexiones posteriores,iniciando así el bucle otra vez.

El desarrollo del portafolio, como se puede comprobar, no está sujeto a un determinado tipo de personas, sino que es apto para cualquier tipo de acción que se preste.



Referencias bibliográficas:

Diccionario de témrinos clave ELE

GONZÁLEZ, M.V.(2007): "El portafolio del profesor de español: ujna herramienta de formación continua", taller presentado en el Instituto Cervantes de Múnich el 23 de noviembre de 2007

RODRÍGUEZ, V. (2006): El portafolio del profesor en formación. Un análisis de las reflexiones , memoria de máster en Formación de Español como Lengua Extranjera, ed. 2004-2006, Universidad de Barcelona.

domingo, 4 de octubre de 2009

Reflexiones sobre la primera sesión del curso

El viernes pasado empezó mi singladura particular en la Universidad Marie Curie-Skłodowskiej de la preciosa ciudad de Lublin. Fue con un grupo de primero de románicas que tiene el español como segunda o tercera lengua de estudio.

La primera apreciación que debo anotar es la sensación de sorpresa por el nivel de español que la mayoría tenían. Mis expectativas no se cumplieron: pensaba que tendrían un nivel completamente cero. No fue así: la mayoría de alumnos tenían algún conocimiento e, incluso, tres o cuatro de los 19 que conforman el grupo, se puede decir que ya tienen un nivel A1. Sin embargo, la programación del curso me inclinó a hacer una primera clase introductoria en la que expondría los saludos y despedidas básicas y cómo presentarse dando información personal, nombre y apellidos, edad, profesión y nacionalidad. La programación que planteé se me quedó corta a causa de superior nivel de los alumnos, es decir, ya conocían los contenidos.

No obstante, era lo que tenía que hacer. Tengo que decir que el grupo lo llevamos dos profesores, Ágata y yo; ella se encargará de la parte de gramática y de las habilidades receptivas y yo de las habilidades productivas: la expresión escrita y oral y la interacción oral. Por esta división presentar los contenidos clásicos de un primer día de clase para alumnos con conocimiento cero se hace una tarea compleja, que no difícil. Era cuestión de llevarlo todo desde la oralidad y no tener en cuenta los aspectos gramaticales que subyacen de los contenidos funcionales: singular y plural, las personas del verbo, la conjugación de los verbos, ser, tener y llamarse, etc. Intenté proponer ejemplos de uso desde el inicio, al saludar y despedirme varias veces con varios alumnos, por un lado, y expresar la información personal propia y haciendo que expresaran ellos la suya por el otro. Para que lo sistematizaran, preparé una serie de actividades que, vistos los resultados no les comportaron ningún problema. Estas actividades también me permitieron sondear cuáles van a ser las dificultades de ejecución por parte de unos alumnos con unas características bien definidas: son alumnos aplicados que están acostumbrados a que sea el profesor quien hable en clase, por lo que les cuesta mucho participar si el docente no se lo pide en clase abierta. Vamos camino de pensar en cómo llevar a cabo las interacciones orales entre estudiantes que, además de compartir una L1, se conocen y están acostumbrados entre ellos a hablar en polaco. Va a ser difícil poder hacer que solo hablen en español en clase. Yo puedo ir dando vueltas por el aula, pero la primera percepción que tuve fue la de que cuando me apartaba cambiaban en algún momento la lengua de comunicación. Ahora bien, al ser una práctica muy guiada, sí utilizaron el español bastante, algunos más que otros. Tengo que tener el oído muy fino y poder calibrar en su justa medida el uso del español en las interacciones, más que nada porque son actividades evaluables que se deben tener muy en cuenta. Vamos a ver cómo sale la segunda clase, el viernes que viene, en a que empezaremos a trabajar más en serio y con un mayor y mejor ritmo.

Una apreciación: la actividad número 3, reconstruir el diálogo, está mal planteada, porque existen varias posibilidades en la resolución del ejercicio. Problema de no fijarse y de no hacerla tú en casa. Esperemos que no vuelva a pasar.