jueves, 13 de agosto de 2009

Divagaciones desde el otro lado (I)

Tras unas semanas trabajando con el manual de Teach yourself dedicado a la lengua polaca y habiendo llegado al ecuador de las veinte unidades didácticas que proponen, es un momento más que adecuado para llevar a cabo una ligera reflexión sobre el aprendizaje o, al menos, su intento, que ha supuesto. Esta entrada no pretende ser un trabajo exhaustivo de análisis del material que tenemos entre manos, sino, simplemente, un pequeño esbozo de diversas apreciaciones que me han ido surgiendo a lo largo de estas semanas de estudio. En primer lugar, atenderemos a un análisis del material utilizado en función de la estructura del manual. además, pese a que no ha existido ninguna formalidad que atestigüe la adquisición de la lengua, sí que en la mente de quien escribe se pueden escudriñar cuáles han sido los aspectos lingüísticos, tanto funcionales como gramaticales o comunicativos, que se han podido consolidar en la parte mental destinada a la lengua polaca.

Este análisis se efectuará en dos partes claramente diferenciadas: en primer lugar, se expondrán los aspectos estructurales implicados en el material y el enfoque a los que se ven sometidos, teniendo en cuenta la complejidad de la lengua en sus vertientes formales y de uso. La estructura de la unidad didáctica tendrá una gran importancia al respecto.

Con más de intuición y de sensaciones que no con una más que recomendable bibliografía, el segundo apartado de este documento se centrará en la figura del alumno. El hecho de aprender solo delante del ordenador –todas las actividades se realizan en formato Word- junto al manual y a un diccionario de consulta permite reflexionar largamente sobre la eficacia del método, del manual con respecto a la adquisición de la lengua meta y, sobre todo, sobre la efectividad que supone el hecho de estudiar por cuenta propia una idioma extranjero.

Este artículo no pretende ser un documento basado en una metódica investigación que incluya los parámetros utilizados para esta clase de textos, sino más bien pretende ser un pequeño hueco en el que la reflexión personal de quien escribe estas líneas prepondere sobre aspectos que, a buen seguro, tienen una amplia bibliografía en sus espaldas y que, afortunadamente, no son nada desdeñables. Sin embargo, no es este el objetivo de este escrito. En todo caso, esta podría ser una más que válida vía de desarrollo de este trabajo de aprendizaje; quien sabe qué nos deparará el futuro hacia el que nos encaminamos.


Análisis del material: Teach yourself polish.

Tal y como se comentaba en una entrada anterior, las unidades didácticas de Teach yourself polish tienen una estructura bastante definida. En primer lugar se presentan una serie de diálogos que incluyen los aspectos lingüísticos que se tratan en la unidad didáctica (en adelante, UD) y que nos sirven para contextualizar la misma, ya que se sitúan en un ambiente funcional. Las conversaciones de las diferentes UD siempre están ligadas por los personajes que participan en ella, principalmente Sally, una turista que va a pasar una temporada a Polonia, y James, un joven estudiante de una escuela de polaco como lengua extranjera en Varsovia.

Normalmente aparecen dos o tres diálogos por UD, con la traducción de las palabras nuevas que no han aparecido anteriormente; estos, que ocupan el grueso del CD que se incorpora al manual, no tienen un sonido ambiente de fondo y están claramente realizados sin la intención de pretender asemejarse a una conversación real. Además, se debe constatar que no se realiza ninguna actividad con ellos, solamente cumplen con una función introductoria de la UD, por lo cual es bastante fácil leerlos mientras se escuchan sin prestar mucha atención a los diálogos, ya que, prácticamente el único trabajo que se realiza es el de corroborar aspectos fonéticos en relación al texto. Sion duda, este es uno de los mayores pufos de libro: pretende ser un manual con conversación y no se trabaja para nada ni la conversación –lógico, al ser autoaprendizaje y al estudiar por cuenta de quien adquiere el producto, sin ninguna relación con hablantes de la lengua meta, sean nativos, sean aprendientes- la las habilidades receptoras tales como puede ser la comprensión auditiva. Craso error.

Tras los diálogos, sigue el apartado de modelos lingüísticos –language patterns en el original. Tal cajón de sastre, en este bloque se aúnan todas las explicaciones lingüísticas subyacentes en los diálogos anteriores, con recomendaciones de carácter cultural, que, a decir verdad, escasean un tanto. El tratamiento de los aspectos lingüísticos no diferencia uso de gramática, algo que se echa en falta a veces. Uno de los grandes problemas que comporta es el hecho de que no haya ninguna actividad posterior a las explicaciones de cada uno de los aspectos que se tratan, sino que los ejercicios se reúnen en un apartado posterior previo a un apartado final en el que se resume qué cosas sabemos hacer a partir de ahora con la lengua y cómo. Esta característica comporta que constantemente se tenga que volver hacia atrás en el momento de realización de las actividades.

Otro aspecto destacable del apartado dedicado a los modelos lingüísticos es su poca sistematicidad. El hecho de que se base más en cuestiones funcionales que no en cuestiones gramaticales clásicas –morfología verbal, morfología nominal, etc.- hace que no se puedan establecer patrones de funcionamiento de los sistemas en cuanto a su morfología, aspecto que es muy importante en una lengua con declinación como es el polaco. Se dan diversas pinceladas al funcionamiento de los diferentes casos, siempre en función del contexto comunicativo establecido con la UD, pero queda descompensado y, la verdad, se debería recurrir a una sistematización por parte del estudiante en la que se recojan todos los casos que se van introduciendo. Por ejemplo, al hablar de cómo hablar de la visita a un lugar, se establece un uso concreto del locativo –delante de la preposición w-, pero aquí se queda. Está claro que se establece la lógica metodológica según la cual la gramática debe estar integrada en la UD en función del uso comunicativo que se desprende de ella, pero tal complejidad gramatical de la lengua meta debería proponerse más sistemáticamente y, sobre todo, con una práctica más exhaustiva.

Este último comentario nos lleva a hablar del apartado de los ejercicios. Normalmente estos no pasan de ocho o nueve actividades entre las que destacan actividades de relacionar preguntas con sus respuestas, traducir al inglés o viceversa o responder a una serie de preguntas, comunicativamente relacionadas con los aspectos vistos en el apartado anterior. Esta estructura conlleva algún problema en la elaboración de las actividades, ya que al estar los modelos lingüísticos expuestos uno tras otro de manera consecutiva, la metodología de trabajo consiste en ir leyendo las explicaciones –en inglés- dando una ojeada a los ejemplos propuestos, claramente sin una voluntad sistematizadora. Cuando llegamos a las actividades finales, ya no nos acordamos de la mitad, por lo que se tiene que estar constantemente volviendo al apartado anterior. Además, en las actividades se introduce siempre mucho vocabulario nuevo, factor común a todas las UD. Se repiten pocas palabras de las UD anteriores, al menos, esta es la sensación que se percibe. Esto, junto al hecho de que no se practiquen las habilidades productivas de la lengua, perjudica el aprendizaje, como se comentará más adelante. Pero volviendo a los ejercicios, cabe destacar que muchas respuestas o están en los ejemplos de los modelos lingüísticos vistos –que no estudiados- o difieren enormemente, por lo que la sensación de frustración es un tanto amarga. Además, el hecho de que no se hayan sistematizado las declinaciones –que, es necesario decirlo, comportan un sinfín de irregularidades o no parece que haya un patrón establecido- hace que no se puedan realizar algunas actividades, sobre todo las de completar la frase con la forma correcta o la palabra adecuada, de manera satisfactoria, ya que nunca se acierta con la terminación correcta. Sin embargo, este hecho no debería ser tan preocupante como le hecho de no conocer la palabra y estar constantemente utilizando el diccionario para completar los ejercicios.

Otro aspecto que se echa de menos en cuanto a la tipología de actividades a realizar es la ausencia total de actividades que desarrollen y potencien las habilidades lingüísticas. Ciertamente, hay algunas que son incompatibles con un material que está pensado para un tipo de alumno solitario, tal como la conversación; además, la ausencia de un profesor hace bastante inviable las tareas de expresión escrita; sin embargo, teniendo una serie de conversaciones, sean como sean, en un CD no estaría de más que hubiera alguna actividad de comprensión auditiva, incluso de comprensión escrita tipológicamente similares a las que se proponen en los DELE.

La velocidad a la que avanza la presentación de recursos lingüísticos, es exorbitante y difícil de digerir. Hay que pensar que la dedicación que uno le pone al aprendizaje de la lengua polaca es de, más o menos, tres o cuatro horas por unidad didáctica, ya que las actividades precisan de mucho tiempo dado que no están adquiridos los valores semánticos de los términos. Además, el hecho de que la morfología verbal presente una forma perfectiva y otra imperfectiva de cada verbo y que solo se encuentre la segunda forma en el diccionario, hace que la búsqueda de los significados sea todavía más lenta. En relación con esto, hay que destacar que en diez unidades didácticas la gramática presentada es, a mi modo de ver, excesiva. Presentes, futuros, pasados, condicionales; toda la gramática verbal del polaco, que no es poca, en diez unidades didácticas; hay que alegar a favor del material que el fundamento es comunicativo y que, desde su punto de vista, la gramática debe estar integrada en la UD y que no se debe explicitar (aspecto sobre el cual se podía discutir mucho), por lo que lo que se debe aprender es aquella determinada estructura en aquel determinado contexto, pero solo hace falta que el contexto varíe mínimamente como para despistarnos y hacernos decir algo que no toca, que no es.

Es difícil realizar en tan pocas páginas un curso de lengua como este. Está claro que debe entenderse como un material de apoyo que servirá como base para un desarrollo competencial adecuado en el momento en que la inmersión lingüística aparezca. También hay que justificar está progresión tan ávida en el hecho de que no se puede editar un manual de autoaprendizaje de cuatro volúmenes a todo color, dado que, me da la sensación, no lo compraría nadie. Por lo tanto, hay que conformarse con lo que hay a falta de conocer otros materiales que podrían ser mejores o peores, pero que no mediatizarían en el fondo el aprendizaje, ya que hay factores que, a nuestro entender, pueden tener un valor más importante en el hecho de aprender una lengua; estos factores residen en el interior del alumno.

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