viernes, 12 de diciembre de 2008

proyecto de memoria (III)

Tercera y última entrega:

SOBRE LA RECOGIDA DE DATOS Y SUS CIRCUNSTANCIAS

Descripción y caracterización del contexto

Pretendo que el contexto de estudio sea una escuela de ELE en Barcelona que desarrolle cursos intensivos de unas cuatro horas diarias (cinco días a la semana) y cuyos grupos estén formados por estudiantes de procedencias diferentes. Una peculiaridad de los grupos es su carácter abierto. Los grupos se conforman semanalmente en función de los alumnos que entran y que tienen el nivel adecuado para seguir la clase. Sin embargo, la mayoría de alumnos formarán el grupo en un tiempo prolongado (por más de un mes). Una de las opciones es escoger un grupo con estas características y grabar las interacciones que produzcan una pareja en cuestión en lo que muchas escuelas denominan clase de “conversación”, ya que aquí se producen interacciones conversacionales libres que no están supeditadas a las unidades didácticas que se trabajan habitualmente. Esta recogida de datos implica que solo dos personas del grupo sean las que proporcionen los datos a analizar, por lo que sería ideal que el grupo solo estuviera conformado por dos personas.

El nivel del grupo debe ser un A2 como mínimo, ya que hasta este nivel es muy difícil que se produzcan las interacciones conversacionales con las que pretendemos trabajar.

Las interacciones grabadas deberán construir un corpus de datos de la producción lingüística, por ejemplo, de una semana de clases.

Uno de los principales problemas que encuentro actualmente es la cantidad de horas que se debería grabar para que tuviera validez la investigación: está claro que si grabáramos diez minutos de conversación el corpus sería tan pequeño e insignificante que no sería adecuado para llevar a cabo la investigación, pero, por otra parte, grabar horas y horas daría pie a pensar que se está buscando el fenómeno que tenemos entre manos en el sentido de que la hipótesis de trabajo es observar si se produce un determinado fenómeno. Para que la recogida de datos fuera sensata, no deberíamos, bajo ningún concepto, manipular las características del grupo del cual queremos recoger las conversaciones. Si el investigador diseñara un grupo con el que él está prácticamente seguro de que se produce este fenómeno estaría manipulando el contexto para comprobar la hipótesis que plantea. Lo que pienso se debería hacer es escoger un contexto más o menos al azar –dentro de las posibilidades de actuación del investigador- y ver si en ese determinado contexto se comprueba o se refuta la hipótesis.

Pese a ser una cuestión que se somete no exenta de dudas, optaremos por la grabación de interacciones conversacionales que lleve a cabo una pareja durante cuatro sesiones de clase.

Además, uno de los problemas que conlleva este determinado contexto es la cantidad de input que reciben los estudiantes fuera de las horas de clase y que les puede llevar a un determinado tipo de producción lingüística que se piense que ha sido por una razón interna a la clase y que no sea así. Me refiero a que se puede pensar que una determinada producción lingüística fuera la causa de llevar a cabo una determinada interacción con su interlocutor y que, en realidad, estuviera adquirida por factores externos a la clase. Es una variable muy difícil de controlar.

Otro problema que nos podemos encontrar está en relación con el tipo de tarea que se utilice para la recogida de datos: La dificultad de llevar a cabo actividades que se sustenten bajo el marbete de “interacciones conversacionales”. En cualquier caso, el tipo de actividad que se desarrolle en clase, deberá enmarcarse siempre en un desarrollo curricular determinado, por lo que siempre estará algo mediatizado por ello. Si no se pudieran llevar a cabo interacciones conversacionales según la definición que nos proporciona Ana María Cestero (2005:28), al menos sí que deberían ser interacciones en las que los alumnos pudieran desarrollar su producción lingüística a partir de todos los conocimientos que tienen de la lengua objeto.

Especificación del nivel de detalle para la indagación que hipotéticamente está llevando a cabo

Grabar y escuchar a estudiantes realizando una actividad o tarea determinada y estudiar qué características tiene su producción lingüística para ver si está influenciada por la producción lingüística del compañero con quien está trabajando. El trabajo debe realizarse en el aula (muchos trabajos para ver la producción de los hablantes en interacciones de este tipo se hacen fuera del aula y en momentos puntuales, no con una progresión curricular determinada como la que marca en contexto educativo del aula en el que nos pretendemos adentrar).

Enumeración de los instrumentos de la recogida de datos y las razones que llevan a usarlos

Grabaciones de los estudiantes para un posterior análisis; los datos se analizaran desde un punto de vista cualitativo y se observará la posibilidad de encontrar los fenómenos que planteamos.

Observación de clases para ver cómo se desarrollan las actividades, cuál es el papel del profesor en la corrección de las mismas y cuál es la actitud de los alumnos hacia su pareja. El observador tomará notas que, luego, escribirá en un diario personal.

Al final de la semana se pasará un cuestionario a los alumnos con el que podamos mostrar cuál es la actitud de los estudiantes en relación con el aprendizaje a partir de interacciones. Se podría preguntar si piensan que han aprendido/recuerdan alguna cosa de la producción del alumno, si recuerdan algún error del compañero, etc.

Explicación de la recogida de los datos, instrumentos, organización, etc.

Los datos de recogerán mediante grabaciones de audio y/o vídeo (en función de qué instrumento es mejor para la recogida de datos se elegirá uno u otro o, incluso, los dos a la vez). Se grabará a dos estudiantes realizando varias actividades, pero que todas impliquen una interacción conversacional por lo que se necesitarán varias grabaciones. Estos datos se analizarán posteriormente. Se organizarán por sesiones de clase.

También se podrían utilizar cuestionarios en los que se les preguntara a los alumnos si han aprendido alguna cosa de la interacción (cuestiones lingüísticas), si recuerdan alguna palabra que ha utilizado el compañero y que no conocían… Este instrumento de recogida de datos podría ser, de alguna manera, perjudicial, ya que pasar un cuestionario de este tipo cada vez que se produce una grabación podría mediatizar las conversaciones posteriores. Lo más adecuado sería que las conversaciones fueran lo más naturales posibles. Por este motivo, las observaciones tienen el objetivo de proporcionar al investigador información sobre cuál es el comportamiento de los alumnos en clase y cómo actúan ante la actividad y su pareja correspondiente. Todo esto será complementado por información que nos proporcionarán los alumnos al completar el cuestionario que se pasará.

Referencias bibliográficas

CESTERO, A:M. (2005): Conversación y enseñanza de lenguas extranjeras, Madrid, Arcolibros.
ELLIS, R. (1994): The study of second language acquisition, Oxford, OUP.
PORTER, P. (1986): "How learners talk to each other: Input and interaction in task-centered discussions", el DAY, R., Talking to learn. Conversation in Second Language Acquisition, Cambridge, Newbury House.

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