lunes, 10 de noviembre de 2008

¿debemos quedarnos igual?

19 de septiembre de 2008

Es viernes. Ya estoy instalado en mi nueva guarida. Me iba a poner a trabajar sobre el portafolio pero he preferido grabarle al Joan los CDs de Simple Minds que hacía tiempo quería grabarle. Soy un nostálgico.

La verdad es que quería trabajar un poquito en la elaboración del portafolio. ¿Realmente hay gente que lleva a cabo uno? Para mí, será muy importante seguir escribiendo un diario personal. Antes ya lo había hecho, pero con lo que estoy aprendiendo ahora, el que haga en el futuro creo que será mucho más provechoso. Bueno... lo haré siempre y cuando el sueldo lo merezca, claro. Porque cada día estoy más convencido de que un día de estos habrá una revolución en nuestro sector. Ya está bien de que, porque hay cuarenta millones de potenciales profesores de español se nos ningunee de esta manera. Y no solo hablo por mí, sino por todos los que se quieren dedicar a esto y tienen que cambiar de trabajo porque el sueldo no les llega para pagar la hipoteca. Es una lástima que, para ser reconocidos como profesionales debamos marchar fuera de nuestros lugares de origen, de nuestras casas y de nuestro entorno familiar. Al menos es lo que tengo yo ahora en la cabeza.

El problema radica en lo dicho. Yo no sé si las escuelas de E/LE en España tienen un beneficio lo suficientemente amplio como para pagarnos el salario de... ¿un profesor de secundaria? No creo que sea mucho pedir, a cambio podríamos llevar a cabo una labor educativa no solo en lo que se refiere a la enseñanza de la lengua, sino también a aspectos tales como el desarrollo de potenciales trabajos dedicados a la integración social de tantos nuevos vecinos como hemos tenido a lo largo de estos últimos años; aunque, a decir verdad, de las palabras del ministro Corbacho se desprende que el flujo migratorio tiene las horas contadas. Dios dirá.

¿Y por qué no podemos tener el salario de un profesor de secundaria? La razón puede estar en la carga de responsabilidad de llevar a cabo la educación de una generación que, después, nos tendrá que pagar la jubilación. Sin embargo, la potencialización del español como lengua extranjera podría derivar en una mejora en la imagen del español en el mundo. No solo me refiero a aquellos aspectos que tanto nos acercan al estereotipo y están matado lugares como Barcelona, postal de lo que fue y podría ser. No, no me refiero a esto. Pienso que si se potenciara la difusión del español por el mundo, principal motivo por el cual se creó el Instituto Cervantes, podría ser muy beneficiosa desde el punto de vista económico. Claro está, esto debería haber ido o, al menos, ir acompañado de una voluntad por parte de la administración de potenciar el I + D, es decir, potenciar la economía basada en la investigación y el desarrollo. Vamos tarde pero aún estamos a tiempo. Total, esto debe ser el futuro y no otra cosa. El dinero vestido de ladrillo ha hecho mucho daño en todo el mundo, especialmente aquí.

Con esto, lo que quiero decir es que si los profesores de Español como Lengua Extranjera fueran reconocidos, al menos, como profesores nuestro trabajo obtendría un estatus profesional–y no vinculado al turismo de masas ni al monitor de aeróbic-, por lo que el nivel de calidad del profesorado se vería aumentado. Además, todo esto debería ir acompañado de la voluntad de potenciar la profesión por parte de la administración, ahora por ahora centrada en que el Instituto Cervantes de convierta en la escuela de E/LE más importante del mundo, aunque sus estatutos de lo prohiban (han abierto escuelas de verano en algunos lugares, si mal no recuerdo ¿sin ánimo de lucro?). Lo que está claro es que al dar pie a que la empresa privada moje pan en la nueva situación económica de relaciones internacionales y necesidad de aprendizaje de lenguas, al menos aquí en España abrió, ya desde hace tiempo, el tarro de las esencias para llevar a cabo el máximo beneficio posible en detrimento de la calidad educativa, claro está excepto algunas escuelas que, por prestigio, no se pueden llevar, al menos en apariencia, una imagen tan pobre como para contratar recién licenciados en Filología Hispánica y decir que son especialistas... ¿de qué? Claro que si miramos al exterior... eres nativo eres profesor; al menos aquí te exigen un título universitario, que ya es algo.

1 comentario:

Minerva Caro dijo...

Hola Jaume,
sigo por tu blog. Ya lo hablamos aquel día que nos cruzamos por Barcelona. A mí sucede lo mismo, el año que viene tengo intención de instalarme de nuevo en Barcelona, llevo 4 años en el extranjero, lejos de mi familia y mis amigos, pero realmente no sé qué futuro me espera. ¿No saldría más a cuenta dar clases particulares? Pero por el mismo precio, me instalo en Perpignan, donde tendría derecho a bastantes ayudas sociales, y estaría cerca de mi familia??
Minerva.